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Control de parásitos en bovinos: estrategias efectivas y errores comunes

El control de parásitos es uno de los pilares del manejo bovino. Los parásitos afectan no solo la salud de los animales, sino también su rendimiento, la producción de leche y carne, e incluso la rentabilidad de la explotación. Por eso, entender cómo prevenir y tratar estas infestaciones es fundamental para cualquier productor o veterinario que busque mantener su rebaño saludable y productivo.

Entre los parásitos más frecuentes se encuentran tanto los internos como los externos. Los parásitos internos, como los gusanos gastrointestinales, del hígado o los pulmones, pueden provocar anemia, diarrea, retraso en el crecimiento y debilitamiento general del animal. Por otro lado, los parásitos externos, como garrapatas, piojos, moscas y ácaros, afectan la piel, la sangre y el bienestar general del ganado, y pueden ser vectores de enfermedades graves. Detectarlos a tiempo es clave: un diagnóstico temprano permite aplicar tratamientos más efectivos y previene la resistencia a los productos farmacológicos.

El impacto económico de los parásitos es significativo. Animales infestados pueden aumentar los costos de alimentación porque no aprovechan correctamente los nutrientes, además de requerir tratamientos adicionales y generar pérdidas en la producción de leche o carne. Estudios han demostrado que la productividad puede disminuir hasta un 20% en rebaños con infestaciones sin control, lo que resalta la importancia de implementar estrategias efectivas.

Una estrategia de control exitosa combina prevención, monitoreo y tratamientos estratégicos. La desparasitación debe planificarse según los ciclos de vida de los parásitos y la edad del ganado. Aplicar productos de manera indiscriminada o por rutina no solo es ineficaz, sino que también favorece la resistencia de los parásitos a los antihelmínticos. Para evitar esto, es recomendable alternar principios activos y registrar cuidadosamente los tratamientos aplicados en cada animal o lote.

El manejo del ambiente también es crucial. La rotación de potreros, la limpieza de bebederos y corrales, y la eliminación de estiércol acumulado ayudan a reducir la exposición a parásitos externos e internos. Además, la implementación de revisiones periódicas y análisis de heces permite identificar problemas de forma temprana y ajustar los planes de control según las necesidades específicas del rebaño.

Existen errores comunes que pueden comprometer cualquier programa de control. Entre ellos se encuentra el uso de dosis incorrectas, ya sea por exceso o por defecto, lo que puede afectar la salud del animal o permitir que sobrevivan parásitos resistentes. Otro error frecuente es ignorar la edad y el peso de los animales al decidir el tratamiento, lo que puede reducir su eficacia. Por último, no mantener un registro detallado de los tratamientos y del monitoreo del rebaño dificulta la toma de decisiones a largo plazo.

Los beneficios de un programa de control de parásitos bien diseñado son claros: animales más sanos y con mejor bienestar, aumento en la ganancia de peso y producción de leche, y reducción de pérdidas económicas por enfermedades relacionadas con infestaciones. Además, un enfoque responsable y planificado contribuye a prevenir la aparición de resistencias, lo que garantiza la eficacia de los tratamientos a largo plazo.

En conclusión, el control de parásitos en bovinos requiere conocimiento, planificación y seguimiento constante. No se trata solo de aplicar medicamentos, sino de entender los ciclos de los parásitos, monitorear la salud del rebaño y mantener prácticas de manejo adecuadas. Un programa integral de control protege a los animales, mejora la productividad y asegura la rentabilidad de la explotación, convirtiéndose en una inversión indispensable para cualquier productor que quiera mantener un rebaño saludable y sostenible.

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